Deconstrucción y Reconstrucción
La tarea de la postmodernidad ha estado centrada principalmente en demostrar la necesidad de hacer una deconstrucción de todos los discursos, probando asimismo que todos los discursos (relatos) hoy en día ya no son viables. Detrás de cada relato están presentes visiones e intereses políticos y de clase que únicamente han buscado justificar sistemas de dominación y explotación de unos a favor de otros a lo largo de los siglos. Es innegable que desde sus origines los diferentes relatos religiosos y políticos (como los mitos fundaciones de los diferentes imperios y civilizaciones) fueron creados con el afán de justificar el dominio de un determinado grupo a través del uso y abuso del poder. Nos ha tocado vivir una época en la cual hemos podido cuestionar la unicidad del sentido de los relatos y descubrir que detrás de ellos hay multiplicidad de intereses ocultos, de modo que en lo escrito hemos también aprendido a buscar aquello que no está escrito y que precisamente al brillar por su ausencia nos revela verdades que no se nos han querido contar. Los grandes relatos de nuestro tiempo han sido desmantelados y desnudados de su carácter absoluto y hoy podemos verlos como narraciones que vistas desde diferentes ángulos nos permiten apreciar los diversos intereses que han tratado de plasmarse e imponerse gracias a la cultura dominante que encontraba su justificación en una única interpretación oficial de los discursos. Frente a ese proceso de deconstrucción surge la interrogante si éste es el final de la racionalidad y la caída en un gran silencio nihilista, o si es más bien el comienzo de una nueva era en la cual debemos de ponernos a trabajar en reconstruir nuestra historia y nuestros relatos de acuerdo a los descubrimientos que hemos visto aparecer durante el proceso de deconstrucción. La pregunta nos empuja a analizar cuáles serían las motivaciones detrás del intento de reconstrucción. ¿Por qué deberíamos reconstruir lo que hemos deconstruido? ¿Por qué necesitamos un nuevo relato? Esta pregunta al final nos empuja a meditar si es que como especie racional podemos vivir sin un relato que interprete quiénes somos y qué es el mundo. Conocimiento y Realidad La realidad está formada por el ser en su totalidad, esto es, por el mundo y lo humano. Lo humano es parte del ser de la realidad, pero a la vez se auto diferencia de la realidad total en cuanto su auto conciencia, lo humano es consciente de su ser racional y su parcialidad, por ende, se sabe que es parte de un ser total que lo sobrepasa. Desde esta perspectiva, el conocimiento del ser es el proceso por el cual lo humano se autodiferencia y en esa disminución del ser en su totalidad, lo humano es capaz de contemplar la parcialidad que queda como resultado de la autodiferenciación. El mundo es el objeto de la contemplación, lo humano es el sujeto en diferenciación. El mundo y lo humano juntos forman el ser, es decir, son la realidad total. El mundo en su parcialidad es solo un conjunto de cosas. Las cosas tienen sentido en ser parte de la parcialidad que es el mundo solo porque lo humano al contemplarlas y pensarlas les da sentido y las ve como parte del ser. Lo humano sin el mundo no existiría, porque no se puede existir en el vacío o la nada del mundo material. El mundo sin lo humano no tendría quien lo contemplara y por lo tanto carecería de significado pues el mundo no es consciente que es mundo, solo lo humano le da esa característica. Por tanto, la realidad tiene siempre sujeto y objeto: lo humano y el mundo, inteligencia y cosas, eso es la realidad total. Reino de Dios y Mundo. El reino de Dios es el reino viniendo al individuo, entrando en él, pero a la par, el reino de Dios está presente en mundo, en el todo del cual también es parte lo humano. El reino afecta la totalidad del ser, no solo el corazón de lo humano sino también el ser del mundo. Conociendo al mundo conocemos como está en él el reino. Conociendo lo humano conocemos al reino que mora también en nosotros. Contemplando la totalidad del ser, contemplamos la totalidad de la presencia de Dios dentro de nosotros y fuera de nosotros. Dios es esa network que conecta todo lo que forma la realidad total, Dios es la network que une lo humano y el mundo. La religión es una forma de encontrar al ser, el ser se muestra en el mundo de diferentes formas, arte, religión, derecho, sexualidad, música, arquitectura, amistad, naturaleza, orden, caos, creatividad, política, filosofía, ciencia, etc. El ser es lo que es y está en y alrededor de nosotros, es el fundamento de lo que somos, somos en el ser, el ser es en nosotros. El ser es Dios, Dios en nosotros y nosotros en Dios. La realidad total en Dios y Dios en la realidad total son el ser en su plenitud. Razón Simbólica. Nuestro cerebro tiene un área mística y religiosa que sirve para expresar nuestro amor por lo sublime y trascendental. Esa área existe además para hacernos buscar sentido a las cosas y vivir en una esfera simbólica y espiritual. No debemos negar esa área de nuestro cerebro, sino debemos abrazarla y usarla porque en ella se desarrolla la razón simbólica que es parte de nuestro proceso de apreciación de lo bello y lo espiritual. Lo místico no es irracional, sino que es parte de la razón simbólica que a su vez es parte de nuestra razón. Cuando razonamos sobre el sentido de la vida y el mundo, la razón simbólica nos ayuda a entender el porqué de la religión. La razón simbólica en si misma sin conexión con la razón en su totalidad puede caer en un reduccionismo del mundo a lo meramente simbólico, y así absolutizar la religión como razón universal sin serlo. La razón debe por eso siempre recordar que la razón simbólica es solo una fracción de lo que la razón es y por ello solo una fracción de lo que vemos y provee una información que debe ser integrada en el proceso de todo el pensamiento como parte del mundo religioso espiritual y simbólico. La razón simbólica ha ayudado a nuestra especie en su evolución a poseer respuestas temporales y significativas en momentos en los cuales nuestra razón en su totalidad aun adolecía de una plena comprensión de áreas del conocimiento científico y factual. Esas interpretaciones simbólicas asumieron gradualmente la forma de sistemas religiosos y nos proveyeron de certezas que en su momento sirvieron para mantener y fortalecer nuestra civilización. Hoy en día la razón simbólica sigue siendo útil pues ella nos ayuda a organizar aquello que no es ciencia o filosofía en un área del conocimiento donde está la religión y la espiritualidad. De esta forma la razón simbólica provee asistencia al proceso científico y progreso racional de nuestra especie en la medida que nos sirve para organizar el mundo místico, religioso y simbólico y, al hacerlo, evita que mezclemos ciencia y religión. Lo humano, lo bello y lo divino son analizados simbólicamente por la religión, la filosofía y la estética. La belleza es la conexión entre lo humano y lo divino. La belleza es tal porque nos conmueve. La reconstrucción de nuestra racionalidad debe integrar por ende la totalidad de la ciencia, religión, filosofía, arte, literatura, historia y derecho en un orden donde cada una de estas áreas del conocimiento respeta la parte de la razón a la cual pertenece, de esta forma la razón total, en la cual la razón simbólica y la científica se encuentran expresará la racionalidad que sin mutilaciones habrá de construir un nuevo relato, un nuevo paradigma y un nuevo orden para el futuro de nuestra civilización. Escrito en Tampa. FL. Julio 2016 Febrero 2017. Comments are closed.
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AuthorPastor Jose Luis´reflexions. Archives
June 2024
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